Desde 2019, Constanza Martínez forma parte del equipo de Fundación IDA, institución que se dedica a resguardar el patrimonio de diseño nacional.
Abocada específicamente al área textil, Constanza se encarga de la gestión de patrimonio y curaduría de las piezas que integran el acervo de IDA. En esta entrevista, nos introduce a las dinámicas que guían el minucioso trabajo de la fundación, realiza un recorrido a través de distintas instancias del diseño argentino y nos cuenta qué lugar ocupa la lana en el archivo de IDA.
A la hora de seleccionar un objeto para formar parte del archivo de IDA, ¿cuáles son los factores que tienen en cuenta?
Nos interesan diversos ejes conceptuales que cuenten la historia de una pieza. Por un lado, el objeto y su contexto, su trayectoria desde los primeros bocetos o muestras hasta sus post versiones, como también los procedimientos y herramientas que abarcan prensa, publicaciones y fotos de ese universo que se va conformando con el tiempo. A la vez, consideramos su influencia o pertenencia en la cultura material de su época y su legado a las siguientes generaciones. En el sentido material concreto se busca el buen estado de la pieza, contemplando su valor museológico.
Por otro lado, más allá de los objetos, también relevamos los aspectos pedagógicos, como material de cátedras, por ejemplo, el primer textil estampado en el año de inauguración de la carrera de indumentaria y textil FADU UBA diseñado por Flor Viton dentro del marco de la cátedra fundadora Skific-Lamarca en 1989; o validadores de la calidad en diseño como puede ser CIDI, Centro de Investigación en Diseño Industrial, y la Etiqueta del Buen Diseño.
¿Qué cambios notás a lo largo del tiempo en la evolución del diseño argentino? ¿Hay un horizonte en común al que esté apuntando la manera de concebir el diseño?
Los cambios son muy variados, complejos y no siempre voluntarios teniendo en cuenta la industria textil, una de las materias primas fundamentales para gran parte del diseño. Lamentablemente, desde hace al menos cincuenta años, la industria textil se viene extinguiendo. Para evolucionar se precisa un mercado fluido, ya que el ritmo de las colecciones requiere fluidez de venta, especialmente si nos centramos en áreas vinculadas a la moda.
Si pensamos en el desarrollo de la industria textil, a mi modo de ver, tal vez no está tan identificado el desarrollo en términos de diseño argentino textil, pero sí los hubo. En la Argentina hubo un gran desarrollo textil donde las fábricas llegaron a tener, en algunas ocasiones, miles de empleados, con ingenieros formados en las mejores universidades de Estados Unidos y Europa. Más allá de que venían de familias de oficio textil de varias generaciones, fue la edad de oro. Luego, por vaivenes económicos, algunas se fundieron, y queda muy poco de sus producciones y documentos en relación al boom que fue. En gran medida, se perdió su legado. Esto es tremendo ya que los saberes productivos textiles fueron compartidos oralmente de generación en generación, y ese paso generacional intrafamiliar es el validador de la firma, es como el horcón del telar.
Este es el propósito de instituciones como Fundación IDA, donde lo que buscamos es dar cuenta de la historia de nuestro diseño. Desde los años 60 hasta los 90, vemos cómo va migrando el afán textil de las grandes fábricas hacia el diseño independiente y a la manufactura manual en pequeña escala. Comienza a vincularse con el arte en espacios más lúdicos y experimentales como en el Instituto Di Tella, diseños textiles de Dalila Puzzovio y la Galería del Este.
Hacia el 2000, encontramos el desarrollo del diseño de autor -como se llamó en ese momento- y todo el fenómeno de Palermo, volcado en un inicio mucho más hacia el textil para la indumentaria que para la decoración. Todo lo que sea para la casa empapelados, alfombras, revestimientos, almohadones, vuelve a estar de moda en el 2020 y diseñadores de indumentaria hacen su línea home.
En todos esos momentos, hubo una mirada pendular en cuanto a inspiración y referentes y entre técnicas, materiales, diseños y formas que, a su vez, toman de Estados Unidos y Europa con nuestros procedimientos materiales.
Hoy vamos hacia un diseño más colaborativo y menos personal. Si bien cada uno con su estilo -en el sentido de volver al tejido y a la manufactura artesanal, donde el diseñador busca trabajar con el artesano directamente-, hay industrias como Manos Andinas que buscan sumar saberes artesanales a sus procesos industriales. El diseño global nos alienta a desempolvar nuestra gran capacidad instalada: nuestra producción textil artesanal y su sabiduría productiva en cuanto a escala, materiales y procedimientos que lograron sobrevivir y ahora se alinean a las tendencias mundiales que intentan corregir modos de producción, escalas y hábitos de consumo que no sean contaminantes al planeta.
¿Qué objetos del mundo de la indumentaria tienen en su archivo que están tejidos con fibras naturales?
El área de indumentaria de la fundación es una de las pioneras en IDA. Desde hace 10 años, Sebastián Rodríguez realiza la investigación y gestión patrimonial del área de indumentaria, fundamentalmente, y de textil. El archivo cuenta con diseñadores que trabajaron en diferentes momentos con tejidos artesanales. Podemos trazar una suerte de genealogía tamizada por el cristal del diseño. Se nota una nueva mirada en diseños como los de Mary Tapia, Manuela Rasjido y Manto.
¿Cuál fue el rol de la lana en la historia del diseño argentino? ¿Qué rol cumple hoy en día?
La lana ingresa en nuestro país con la llegada de los españoles. Se adoptó desde entonces ya que era más sencilla de hilar y, además, contaba con el color blanco a diferencia de los camélidos, esto brindó la posibilidad de teñir en una gama de colores más amplia. La producción del tejido de lana se sistematizó en parte gracias a los obrajes jesuitas.
Lo artesanal, el telar, los productos nobles dedicados, únicos y naturales son los que, sin duda, están volviendo a imponerse desde hace un tiempo. Pensemos en los años 50 con Fridl Loos, Medora Manero, Mary Tapia, Manuela Rasjido, Hijas de la Luna, Marcelo Senra. Ahora, han dejado de ser solo la elección de un grupo de diseñadores y se están convirtiendo en la de muchos. Incluso, se volvió condición para muchas normas que entraron en vigencia y las marcas lo adoptaron. Afortunadamente, dejó de ser un nicho para comenzar a sumar en la maratón productiva.
Fotos: Gentileza Fundación IDA.