Historia del fieltro.
El dato más antiguo que conocemos acerca de este oficio se remite a los Mongoles, 6.500 años A.C. Eran conocidos en oriente como “Los pueblos del país del fieltro”, donde la elaboración de esta técnica se practicaba como un ritual al final del verano. Después de compartir té y comida practicaban este milenario gesto de amor para la construcción de enormes piezas de fieltro, hechas con la lana directamente esquilada de las ovejas, cabras y camellos.
La práctica se hacía al aire libre, poniendo las piezas de lana sobre una gran pieza de fieltro vieja para después humedecerla y ser pisada por varias personas, casi danzando sobre ella y teniendo un contacto directo con el material y así apelmazarlo. Luego, la base se enrollaba y ataba con hilos de fibra vegetal, dejando dos tiras largas para ser enlazadas a caballos para afieltrarla con el movimiento y la tracción que genera el recorrido.
Inspiración de la historia en el trabajo actual.
La historia del fieltro me inspira en mi trabajo desde la raíz, desde su más profunda esencia que es el hogar, el ritual, el amor y el respeto de la técnica ancestral. Los mongoles construían piezas en formatos de gran escala que funcionaban como sus viviendas y, al ser nómades, las podían transportar a todas partes. Esa idea de ir livianos y hacer el hogar con materiales flexibles me enamora y transforma mi concepto de hogar. El ritual me apasiona, y es la parte del oficio que más me interesa recuperar, conectar con el material y el proceso desde un lugar de comunidad.
“La historia del fieltro me inspira en mi trabajo desde la raíz, desde su más profunda esencia que es el hogar, el ritual, el amor y el respeto de la técnica ancestral.”
Carolina Salom
Trabajo con varias técnicas del fieltro, y generalmente las combino: planas y con volumen. En las planas se trabaja de la forma más purista de la técnica, poniendo el fieltro en varias capas y contraposición, agua, jabón, papel burbuja, tela, y las manos como vehículo clave para que todo suceda.
También, a esta técnica plana la combino con el Nuno -significa tejido en japonés- poniendo distintas gasas con tramas abiertas para involucrarlas con el fieltro y ver cómo reaccionan. Ya que es totalmente experimental (usando la lana como vínculo y el textil plano con tramas abiertas, hilos, papel), distintos materiales quedan suspendidos en el medio como si el tiempo los atrapara para crear una memoria. Ahora estoy experimentando con mis tejidos en el telar con tramas abiertas y es una maravilla lo que sucede.
Cómo se percibe el oficio del afieltrado en la actualidad.
En el mundo contemporáneo se ha perdido este oficio y el símbolo que representa en la humanidad, la lana como como material que vincula al animal con el humano de una manera amigable, respetuosa. Ya que la oveja es de los pocos animales que necesita del cuidado del hombre para su supervivencia -si no es esquilada puede hasta causar su muerte debido al peso que eso le genera en su cuerpo-, es como una linda poesía lo que ocurre en este proceso.
En la historia de la humanidad, los oficios partían de rituales sagrados, honrando a la tierra, a los animales, al hombre y al objeto. Los objetos tienen alma, la energía que se entrega cuando se están haciendo, esa misma energía o magia se le otorga a quien lo recibe. Las manos del hombre son naturalmente creadoras, inventivas, sanadoras, es la naturaleza humana, donde se genera un punto de encuentro entre puntos distantes y cercanos para ensamblar una unión perecedera.